Ayurveda, espiritualidad y meditación

Ayurveda, el sistema curativo tradicional de la India, a menudo es visto como una manera de optimizar el funcionamiento del cuerpo. Ayurveda es capaz de ayudar en la curación de muchas enfermedades, así como en brindar longevidad.

El conocimiento de Ayurveda tiene sus raíces en los Vedas, los textos sagrados de la India de la que muchas filosofías espirituales y religiones han surgido. Estos incluyen hinduismo, budismo, jainismo, yoga y otros. Es una ciencia, no solo del cuerpo físico sino que va más allá en la comprensión de la conciencia misma.

El hermano de Ayurveda es el Yoga, el cual es bien conocido por sus ejercicios físicos de estiramiento. El Yoga es en realidad mucho más que eso, se trata una ciencia completa y una filosofía que conduce a la iluminación. Del mismo modo, Ayurveda es mucho más que una ciencia que comprende qué alimentos son adecuados para ti. Es una ciencia que utiliza la salud como base del viaje hacia la iluminación. De hecho, Ayurveda y Yoga son las dos caras de una misma moneda. Ayurveda mantiene el cuerpo físico saludable para que se puedan perseguir los objetivos espirituales, mientras que Yoga es el camino de la espiritualidad.

El Ayurveda y el Yoga no son religiones, son ciencias del espíritu aplicables al viaje personal, independientemente de la fe religiosa. Ambas ciencias apoyan a la persona en su viaje hacia la auto-realización o el conocimiento directo de su naturaleza como el espíritu o alma. El estudio de las escrituras, vengan del Este o el Oeste, iluminan este viaje.

La psico-espiritualidad de Ayurveda se basa en la idea de que todos somos almas en crecimiento y en proceso de evolución hacia la iluminación o la reunificación con Dios. Esto puede verse como el entrar por las puertas del cielo, ¿qué es más celestial que convertirse en uno con Dios? A lo largo de nuestro camino de evolución es natural que se presenten retos que nos inspiren a crecer y evolucionar. Algunos vienen en forma de problemas de salud, otros son desafíos en las relaciones o las finanzas. Son en un sentido, regalos, ya que sin ellos no habría ninguna fuerza motivadora detrás de nuestro crecimiento como espíritus.

Las tres gunas son la base por la cual llegamos a entendernos emocional y espiritualmente. Los gunas se definen como las cualidades de la naturaleza.

Sattva es la cualidad de la claridad y la pureza. Cuando nuestra mente es sáttvica o pura, hay una conexión natural innata entre nosotros y Dios. Con esta conciencia, nuestras cualidades más altas y virtuosas se manifiestan. Nuestras mentes son muy similares a un lago en calma y la luz que se refleja a través de él es la luz de Dios.

Rajas es un estado de actividad y distracción en donde nos olvidamos de nuestra verdadera naturaleza espiritual y nos vemos envueltos en los dramas de nuestra vida. Como resultado nos encontramos atrapados en la experiencia de la emoción y los sentimientos difíciles como el temor, la preocupación, la ansiedad, la ira, el resentimiento y el apego. Si usted se imagina el lago claro de sattva, entonces rajas es el lago después de que una roca haya sido lanzada y ahora se encuentra perturbado. Cada ola es una emoción difícil.

Tamas es el estado en tinieblas e inercia. En este estado del Ser, no solo no somos conscientes de nuestra conexión con Dios o el ser espiritual, sino que vamos como espiral hacia bajo en nuestra propia oscuridad y llega a ser perjudicial para nosotros mismos o para otros. Al ser dominados por nuestra naturaleza más oscura, tomamos acciones violentas o comportamientos vengativos, o, posiblemente, adicciones y el suicidio. Cualquier acto perjudicial refleja nuestra propia naturaleza tamásica. Si recuerdan el lago claro de sattva que se había convertido en rajásico cuando la roca fue lanzada en él, entonces ahora se ha removido y está turbio. La oscuridad es tamas.

Es nuestro viaje espiritual el pasar de lo oscuro a lo claro, de la ignorancia al conocimiento o de tamas a sattva. Se dice en Ayurveda, que rajas y tamas son las causas de la enfermedad. Las acciones y las emociones sentidas por una mente rajásica y tamásica alteran el equilibrio de los tres doshas (bioenergías que regulan las funciones del cuerpo físico): vata, pitta y kapha; lo que conduce a la enfermedad física. Sattva es la única causa de la salud. La enfermedad no puede afectar a la persona sáttvica “el que ha despertado a la luz”, por lo tanto, podríamos decir que la enfermedad es el resultado final de olvidar nuestra verdadera naturaleza como ser espiritual. Una vez que se nos olvida, actuamos fuera de armonía con la naturaleza y esas acciones provocan enfermedad. La curación consiste en el cultivo de la armonía o sattva.

Ayurveda considera la falta de armonía como la única causa de enfermedad. La curación se lleva a cabo a través de una relación armónica con nuestro entorno. Ayurveda prescribe muchos regímenes para lograr la armonía o sattva en nuestra vida. Estos regímenes son numerosos y para el principiante puede parecer abrumador llevarlos a cabo. Las acciones recomendadas incluyen comer poco a poco en un ambiente tranquilo, con buen aroma y terapia de color, ir a la cama temprano, despertar con el sol o antes, aplicación de aceite para el cuerpo, meditación, yoga y muchos más. Los estudiantes a menudo preguntan ¿por qué es tan difícil adoptar un estilo de vida armonioso? La respuesta es simple: se debe a que aún no estamos plenamente despiertos a nuestra naturaleza espiritual. ¿Cómo podemos vivir en armonía, si no estamos conectados a nuestro propósito más elevado en la vida?

Sin el conocimiento de una mayor conciencia, es nuestra naturaleza humana actuar como si solo vivieramos en torno a nuestros sentidos y nuestra mente. Nuestros sentidos temen lo que es incómodo y desean solo lo que nos da placer o gusto. La creación de la armonía en nuestra vida trae consigo un rechazo a aquello que nos lleva a nuestros gustos, pero cada gusto es tan solo un momento fugaz, está destinado a pasar, y nos deja deseando más. Ayurveda y las prácticas de Yoga nos traen paz, no deseo. Ellas nos sostienen, no nos queman. Sin embargo, para llegar a este lugar, uno debe pasar por el fuego del despertar de nuestra propia conciencia. Este proceso es honesto y no siempre agradable. En un primer momento hay molestias y dolor con la auto-honestidad, por lo que nos alejamos de ella. Dejamos aquellas prácticas que, aunque difíciles, llevan a la armonía y a la luz porque la luz hiere los ojos.

Entonces, ¿cómo hacemos para crear armonía? ¿cómo llegamos a ser unos viajeros exitosos en nuestro camino? Hay muchos caminos de empoderamiento, pero ninguno es más grande que nuestra propia experiencia directa con Dios mismo. Esto se logra principalmente a través de la meditación y la oración. En la quietud de la conciencia se encuentra la luz de Dios, el infinito. Esta luz nos llena y nos sostiene, nos puede capacitar para crear el cambio. Cuanto más conocemos nuestra naturaleza como Dios o espíritu, tenemos mayores facultades para actuar en armonía. Para muchos el proceso inicia con la meditación formal y termina cuando meditamos en cada acción de nuestras vidas. Cuando nuestras vidas se convierten en meditación, el ego se escapa, dejando al descubierto nuestra verdadera naturaleza. Ahora estamos listos para unirnos a la conciencia pura.

Namaste.