Karma, el reto de liberar al alma

Karma no es otra cosa que la sucesión de experiencias en nuestras vidas con el propósito de despertar nuestra conciencia, de aprender de nosotros mismos, de trascender nuestras propias limitaciones. No es un fin en sí mismo, es un medio que nos ayuda a convertimos en mejores personas. Karma se rige de acuerdo con una inteligencia superior, una fuerza que guía nuestra evolución. Podemos entenderlo como una oportunidad de empoderamiento, de autoconocimiento. Si uno no es feliz con lo que ha creado, puede siempre crear una realidad diferente, nueva. La ley del Karma entiende que todo efecto debe tener una causa que lo genera.

La oscuridad nos permite ver las estrellas

Vedanta, la esencia del conocimiento védico, plantea que nuestra realidad y lo que ocurra en ella es un reflejo de lo que nuestra mente crea y cree. Cada uno de nosotros recrea su experiencia de vida en función a su mundo. Si nuestro interior carece de paz, amor, confianza o claridad, el exterior se encargará de recrear ese mismo escenario de carencia utilizando “montajes” y “actores” de la vida real. Inconscientemente, recreamos los retos que luego enfrentaremos.

Ni la injusticia, ni la envidia, ni mucho menos el buen o mal karma tienen sustento bajo esta mirada. Sin embargo, solemos entender las circunstancias no felices de nuestra vida a partir de la mirada del ego y el ego se resiste a comprenderse mas allá de los límites de su propio control. A nivel espiritual, el ego se entiende a sí mismo como una fuerza separada del todo y es a través del cuerpo, de la mente y de los sentidos que reafirma su esencia individual. Por medio de ellos, conoce el mundo y encuentra en el placer la vía mas efectiva de satisfacer su naturaleza egoísta y así evitar el dolor. Cualquier acción orientada a satisfacer el ego genera más karma.

Los conceptos de Vedanta enseñan que lo cautivante del karma es que guía nuestro camino de regreso al ser divino que existe en cada uno de nosotros y nos conecta con la inteligencia cósmica que rige el universo. Es muy difícil percibir lo milagroso de la vida, sus coincidencias y señales si continuamos responsabilizando a los otros o a las circunstancias de nuestro bloqueo. Para saber quién soy, debo de vivir en el no-soy. ¿Cómo podríamos valorar la salud, si no es a través de la enfermedad?

Liberarnos del ciclo de encarnaciones y muerte significa superar nuestros retos creados, aceptando las circunstancias, confiando en la vida y sus leyes emancipadoras. Resistirnos al karma solo genera sufrimiento y retarda nuestro viaje de regreso al gran océano de la conciencia universal. Dice, no sin razón, la sabiduría popular que recreamos los retos que luego enfrentamos primero en nuestra una realidad que nos frustra, amarga, apenas experiencia en natural.

“Aquello a lo que nos resistimos persiste y aquello que aceptamos nos transforma”.

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