Mantras para calmar la mente

Mantras para calmar la mente: Las investigaciones muestran que la repetición de una palabra o sonido puede ayudar a reducir los niveles de cortisol, mejorar la resistencia, mejorar la concentración, estabilizar el estado de ánimo, promover la longevidad y más.

Mantras para calmar la mente: Beneficios fisiológicos

Una nueva investigación ha arrojado nueva luz sobre cómo la repetición silenciosa de una palabra, cualquier palabra, puede tener profundos beneficios fisiológicos.

En un estudio de 2015 en la revista Brain and Behavior, se descubrió que la repetición silenciosa de la palabra indescriptible “uno” calmaba globalmente todas las partes del cerebro en 23 voluntarios que nunca antes habían meditado.

Además de reducir la actividad cerebral cortical en todo el cerebro, hubo una mayor reducción de la actividad en la parte del cerebro llamada “red de modo predeterminado” que es responsable de la autocrítica.

Si bien esta investigación ayuda a explicar algunos de los beneficios de la oración y la meditación, que generalmente emplean la repetición silenciosa de una palabra o una serie de palabras utilizadas durante miles de años en todo el mundo, destaca el uso beneficioso de una sola palabra o mantra.

Mantras para calmar la mente: Los orígenes del mantra

La palabra mantra proviene de dos raíces sánscritas, man y tra. La palabra “man” significa mente y “tra” significa herramienta, dando así a la palabra “mantra” la definición de herramienta mental o instrumento mental.

El primer uso del mantra apareció hace unos 3500 años en la forma de cantar extensas oraciones o himnos.

Con el tiempo, el uso de un mantra (o una sola palabra) evolucionó como una técnica de meditación sentada para calmar la mente, mejorar la autoconciencia y desarrollar el potencial mental, físico y espiritual.

Se ha demostrado que la meditación mantra produce poderosos cambios fisiológicos, como niveles reducidos de cortisol, mayor resistencia, menor intensidad percibida de un entrenamiento, mayor concentración, estabilización del estado de ánimo, alargamiento de los telómeros que está relacionado con la longevidad y mucho más. 

La tradición védica empleó bardos o expertos que preservaron el registro histórico al memorizar y recitar los himnos védicos mucho antes de que se escribieran por primera vez como uno de los textos escritos más antiguos, el Rigveda, una antigua colección india de himnos sánscritos védicos.

Hoy en día, la mayoría de las tradiciones espirituales todavía cantan, salmodian y hacen coros con regularidad, lo que, según muestran los estudios, tiene un efecto profundo para aquietar o vaciar la mente. Cuando la actividad cortical del cerebro se silencia, entramos en un estado de no pensamiento.

En este estado, cuando la mente no se enfoca en nada, el mantra, el himno, el canto o la oración le permiten a la mente ser consciente de todo sin la distracción del pensamiento que, por supuesto, requiere una actividad cerebral estimulada.

Todos nosotros hemos tenido un atisbo de esto cuando cantamos nuestra canción favorita. No estamos pensando en las palabras de la canción, simplemente vienen. Las palabras vienen sin esfuerzo, sin pensar, y muchas veces los pensamientos nunca llegan… sólo las palabras y el sentimiento contenido.

El ojo del huracán

Dos de mis dichos védicos favoritos nos ayudan a comprender este efecto. El primero, “Haz menos y logra más” y el segundo, “No hagas nada y logra todo”.

Para explicar esto, usemos la analogía de un huracán, donde poderosos vientos giran alrededor de un centro silencioso. Los vientos representan el estrés en nuestras vidas, y el ojo representa una mente en meditación u oración.

La mayoría de nosotros tendemos a vivir en los vientos del huracán, navegando por los factores estresantes diarios y esquivando los principales obstáculos en los vientos de la tormenta. A medida que comenzamos a entrenar el cerebro para que se quede quieto usando herramientas mentales como mantras, cánticos u oraciones, la actividad cerebral cortical se calma y, naturalmente, ponemos la calma en actividad, lo que nos permite hacer menos y lograr más.

En cierto sentido, cuanto más entrenamos la mente para estar quieta, hacemos el ojo de la tormenta más grande. Cuanto más grande es el ojo, más poderosos son los vientos y más productivos podemos ser con menos estrés.

Con el tiempo, en lugar de simplemente llevar la calma a la acción y hacer menos y lograr más, comenzamos a funcionar desde el lugar de la mente tranquila y no pensante dentro del ojo de la tormenta, donde podemos comenzar a no hacer nada y lograrlo todo. En este estado, el punto de referencia para la acción es el ojo, la calma, no los vientos ni el estrés.

Salir del ojo de la tormenta nos permite, con el tiempo, no hacer nada y lograrlo todo. En la naturaleza, este efecto se puede demostrar mejor con el sol, que se sienta en silencio y parece no hacer nada, pero lo logra todo.

La noción de este efecto me cautivó hace muchos años y fue la motivación para escribir mi primer libro, Body, Mind and Sport, donde investigamos las ondas cerebrales con el objetivo de reproducir este efecto, conocido por los atletas como el “subidón del corredor”.

La capacidad de “no hacer nada y lograrlo todo” puede haber sido mejor descrita por Roger Bannister, quien fue el primer hombre en romper la milla de 4 minutos. Después de su carrera récord, dijo: “No sentí dolor ni tensión, sentí que iba lento, el mundo parecía estar detenido, como si el mundo no existiera”, pero corría más rápido que cualquier otro. ¡hombre vivo!

¡Es seguro decir que su experiencia fue la de no hacer nada y lograrlo todo! Para el resto de nosotros, los mortales, es un trabajo en progreso…

Por: Dr. John Douillard, DC, CAP